La novela económica (keizai shōsetsu) es un género de la literatura de masas que retrata el mundo económico del Japón moderno. Otros géneros pueden usar elementos económicos como motivaciones o escenarios (como pasa a menudo en el caso del misterio social), pero la novela económica se caracteriza por centrar sus conflictos dramáticos en las relaciones de competición por bienes económicos, estatus y poder entre individuos y/o corporaciones. Según el escenario particular que utilicen, la novela económica se puede clasificar en subgéneros como la novela bancaria (ginkō shōsetsu) o la novela empresarial (kigyō shōsetsu).
Aunque hay investigadores que defienden que las historias sobre mercaderes de Ihara Saikaku (1642-1693) o la literatura proletaria de los años veinte y treinta deberían considerarse «novela económica», los principios del género suelen situarse en la década de los cincuenta, cuando Japón se hallaba inmerso en uno de los procesos de crecimiento más espectaculares que se había visto hasta entonces. Aprovechando el interés que generaban las constantes noticias sobre el desarrollo económico del país, varios autores de ficción, muchos de ellos con experiencia de primera mano en el sector empresarial y/o en el periodismo, empezaron a escribir novelas sobre los entresijos del mundo de los negocios.
Uno de los principales pioneros del género fue Shiroyama Saburō (1927-2007), que ganó el Premio Naoki en 1959 con el relato «Sōkaiya Kinjō», sobre un matón contratado por empresas para intimidar a miembros «problemáticos» del consejo de accionistas. La novela económica, pues, no sólo cuenta historias de éxito empresarial, sino que también puede usarse para denunciar problemas sistémicos de corrupción y abusos de poder.
En otros casos, el atractivo de la novela económica está en su capacidad para servir como reportaje ficcionalizado, dando al público acceso a lo que traman los poderes económicos del país entre bastidores. Un ejemplo célebre es Daigyakuten (Giro inesperado, 1980) de Takasugi Ryō (1939-), que narra la fusión fallida entre los bancos Mitsubishi y Dai-ichi en 1969. Otras obras como Karei naru ichizoku (Una familia maravillosa, 1973) de Yamasaki Toyoko (1924-2013) crean clanes ficticios para retratar las luchas internas de la oligarquía japonesa de post-guerra.
Desde el estallido de la burbuja y la crisis de los años noventa, la novela económica no sólo no ha desaparecido, sino que ha ampliado sus horizontes. Más allá de las grandes corporaciones y sus negocios millonarios, han entrado en escena los problemas de los trabajadores temporales crónicos, los esfuerzos de las mujeres por hacerse un lugar en el mundo profesional o la preocupación por la sostenibilidad futura del modelo económico japonés.
Gracias a su relación simbiótica con los medios de comunicación de masas, que ha adaptado muchísimas de sus obras al cine y la televisión, autores de novela económica actuales como Aiba Hideo (1967-) o Ikeido Jun (1963-) se han hecho con un lugar firme en las listas japonesas de superventas.
Shitamachi rocket (Cohete de barrio, TBS), la serie más vista de 2015, basada en las novelas del mismo título de Ikeido Jun
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