Matsumoto Seichō, El expreso de Tokio, Libros del Asteroide, 2014.
(Ten to sen, 1958)
Traducción de Marina Bornas.
216 páginas.
Hay criminales a los que se les atrapa por ser descuidados y dejar pistas inequívocas en el lugar del crimen. Otros, porque se creen invencibles y llaman demasiado la atención sobre sí mismos después de cometer sus fechorías. Pero, ¿es posible que haya criminales que caigan porque sus crímenes son demasiado perfectos? Esta es una de las preguntas que se plantea El expreso de Tokio, la novela que lanzó la carrera de uno de los gigantes de la literatura de misterio japonesa, Matsumoto Seichō.
Publicada originalmente por entregas en la revista de viajes Tabi con ilustraciones del pintor Satō Taiji, El expreso de Tokio sigue la investigación de dos muertes aparentemente voluntarias: una pareja descubierta en una playa cerca de Kashii (Fukuoka) con signos de haber tomado cianuro. La primera reacción de la policía es interpretar que se trata de un shinjū (doble suicidio por amor), pero ciertos detalles que hacen que el inspector Torigai Jūtarō sospeche que hay algo más detrás y decida continuar la investigación.
Como todos los clásicos, la novela de Matsumoto combina hábilmente recursos tradicionales de su género con innovaciones que le dan frescura. Por una parte, El expreso de Tokio sigue los principios del misterio clásico basado en la lógica, y se puede leer como el rompecabezas a través del cual los investigadores logran desarticular una coartada aparentemente perfecta. Más que el retrato psicológico de los personajes (ninguno de ellos es particularmente memorable), lo que cuenta es la precisión con la que el criminal aprovecha el sistema de transportes japonés para crear esa coartada, y la habilidad de los investigadores para descubrir sus trucos. No en vano el título original de la novela, Ten to sen, hace referencia a la red ferroviaria como sistema abstracto de puntos (ten) y líneas (sen). Por otra parte, el proceso de investigación no se queda en mero ejercicio intelectual, sino que acaba descubriendo una trama que implica a poderes políticos y económicos. Esta doble dimensión, que muestra las relaciones entre un crimen concreto y problemas sistémicos de la sociedad japonesa de postguerra, se convertiría en una de las marcas de identidad del género del misterio social, cuyo nacimiento muchos fechan en la publicación de esta novela.
El expreso de Tokio tuvo enseguida una adaptación al cine (Kobayashi Tsuneo, 1958) y, más recientemente, a la televisión (TV Asahi, 2007).