Kunikida Doppo, Musashino, Chidori Books, 2016.
(Musashino, 1898)
Traducción de Javier Camacho y Andrea Subirá.
216 páginas.
Grata sorpresa por parte de Chidori al ofrecernos esta excelente versión impresa de Musashino. La editorial, centrada principalmente en la edición digital, se embarca esta vez en una publicación dual, en formato electrónico y papel; y lo hace nada menos que con uno de los autores más representativos del naturalismo japonés: Kunikida Doppo.
Formado en la corriente del romanticismo, Doppo fue tildado de naturalista gracias a su gran talento para describir la naturaleza, combinando la lírica y la prosa, así como también otros estilos narrativos. Musashino es el mayor ejemplo de este eclecticismo literario. En él encontramos poemas waka, traducciones y menciones de autores rusos e ingleses (Turguéniev y Wordswoth), además de numerosas referencias al diario personal del autor. También encontramos originalidad tipográfica en el texto, con palabras resaltadas en negrita y cursiva, que Doppo destacó expresamente, y que conserva acertadamente esta traducción española.
Este relato comienza situándonos en el altiplano de Musashino, entre las prefecturas de Tokio y Saitama. A través de la perspectiva del narrador, se retratan las características de esta zona, antiguamente rural y llena de bosque, que hoy en día conforman los alrededores de Tokio. Doppo pasea por las estaciones del año regodeándose en la belleza de la llanura, los ríos, los arrozales y la arboleda. Señala las vistas del monte Fuji desde Shibuya, Meguro y Waseda; y delimita a su antojo los límites de esta región colindante a la capital. También recuerda excursiones y comentarios compartidos con familiares y amigos, que gracias a las notas a pie de página, podemos relacionar con la vida personal del autor.
Es importante recordar lo original que fue Doppo para su tiempo. Su manera refrescante de describir la naturaleza tuvo tal influencia que hoy nos parece normal, pero en 1898 era única. Valga como ejemplo la escena en la que una mujer se ríe del narrador y su acompañante por salir a pasear por la zona de Koganei fuera de la temporada de floración de los cerezos. A diferencia de los que sólo buscan lugares comunes repetidos mil veces en el arte y la poesía (como son los cerezos en flor en la poesía waka), los personajes de este relato anhelan una relación personal con el paisaje y sus habitantes. Sólo Doppo es capaz de incorporar la sensibilidad del romanticismo del s. XIX en la tradición clásica japonesa, y rematar el resultado con un tono inimitable de autenticidad. En los numerosos artículos conmemorativos que se publicaron tras su temprana muerte en 1908, muchos autores mencionan cómo les impactó este relato cuando lo leyeron por primera vez.
«Musashino» fue inicialmente publicado en forma seriada en la revista Kokumin no tomo el año 1898, y más adelante, en 1901, se recogió en una antología de relatos y traducciones del mismo autor. En esta versión de Musashino que nos ofrece Chidori, encontramos también otros relatos como “El viejo Gen” («Gen oji», Bungei kurabu, agosto de 1897), “Diario de un borracho” («Shuchū nikki», Bungeikai, noviembre de 1902) y “La puerta de bambú” («Take no kido», Chūō kōron, enero de 1908), que recogen muchos de los temas preferidos del autor, como son las penurias de los desamparados, la pérdida del ser amado, o el anhelo por la naturaleza. Por otra parte, el relato “Carne y patatas” («Gyūniku to bareisho», Shōtenchi, noviembre de 1901) nos ofrece un tema más abstracto a través del diálogo de unos amigos sobre si se debe ser realista o idealista. Muchos ven en el personaje de Okamoto, desilusionado profundamente tanto con la realidad como con los ideales, un trasunto del autor y sus preocupaciones.
Con esta compilación, Chidori no solo da el salto a las estanterías, sino que satisface también el deseo de muchos de sus lectores de poder contar con un volumen físico para coleccionar.
Reseña seria, meditada y llena de sensibilidad. Me quito el sobre ante Virginia Gros porque ha sabido captar con profunda madurez la verdadera esencia de un autor que nada tiene que ver con ese naturalista a secas que todo el mundo le planta encima. «Naturalista romántico», diría yo. No hay frase en la que no exista el alma de Doppo. Que alguien me explique entonces qué le pasó al chaval cuando decidió casarse con una ricachona pensando que vivirían felices y comiendo, más que perdices, solo papas y arroz blanco porque no tenía donde caerse muerto sin imaginar que la susodicha lo plantaría en menos que canta un gallo; y con esa tragedia, irse a vivir a Musashino y escribir lo que escribió. Grosso modo, ese Yo trágico y la Naturaleza hasta la eternidad. Si eso no les parece romántico, apaguen y vayámonos! Una tragedia que se huele en casi todos los poros de sus obras. Por último, no desearía terminar este comentario sin destacar una cosa más, les ruego que comparen la obra de Chidori con la que pulula por algunos estantes y comprenderán la titánica labor de Marga y su editorial. CHAPÓ!!!
Nada de «This is Musashino», o lo que es mismo, «Eso es Musashino», algo que queda muy hollywoodiense pero tiene un tufo maloliente.
Debemos agradecer entonces a la ricachona que abandonara a Doppo para que así produjera esta gran obra, ja ja, ja… Bromas a parte, gracias por el comentario y de nuevo felicidades a Chidori por la fidelidad de la traducción y la muy esmerada edición de Musashino.