Kappa Bunko: Literatura japonesa

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Mishima Yukio

El panteón de las letras japonesas acoge con cierta polémica al inveterado escritor Mishima Yukio (1925-1970), pseudónimo de Hiraoka Kimitake, por haber configurado un universo literario hermoso, feroz y tremendamente trágico. Mishima era un esteta al servicio de la belleza que en sus últimos años intentó trastocar en ética, y como geste decididamente estético, alineó su creencia en un universo armonioso con el papel jerárquico que el Emperador debía mantener, confrontando su opinión contra la realidad laica del Japón de la posguerra. Algo de ello se puede explicar a partir de su vida personal, pues fue amante de quien luego se acabaría casando con el emperador Akihito: Shōda Michiko. No obstante, algunos críticos han encontrado muestras literarias suficientes como para analizar la literatura también bajo los impulsos del homoerotismo.

Yukio Mishima, en el discurso final previo a su suicidio ritual

Yukio Mishima, durante su suicidio ritual

En un sonado ritual de seppuku, en 1970 se quitó la vida en un fallido intento de golpe de estado que intentaba reemplazar el papel simbólicamente divino que ostentaba el Emperador hasta 1945 pero, como decíamos, el gesto tenía un cariz más estético que político. Aún más con el paso del tiempo, pues el suicido de Mishima ha sido interpretado como el final de la agitada década de los 60 en el ámbito político, y marca el comienzo de una época de indiferencia política y feliz consumismo materialista. Ciertamente, Mishima ya no tenía cabida en la frígida sociedad del conformismo que siguió a su muerte.

La acusación del ultranacionalismo de Mishima ha servido para desplazar a Mishima de la centralidad que por su labor literaria debería ocupar en el siglo XX japonés. Se ha sugerido, incluso, que fue su radical posicionamiento político el que evitó que recayera sobre él el premio Nobel de literatura que obtuvo, en 1968, Kawabata Yasunari, con quien por otro lado mantenía una profunda amistad. A aquellos que logren leer a Mishima olvidando su mística reaccionaria, les espera una literatura excelsa, escrita con un refinamiento que no impide la repulsión o el desagrado de la sordidez de muchos de sus argumentos. A Mishima le preocupaba sobre todo la materialización de una belleza espiritual a través de los valores éticos, y por ello resulta un autor palmariamente romántico. Idealiza la sociedad, los temas y los motivos en buena parte de sus obras, como Kinkakuji (El pabellón de oro, 1956) o Shiosai (El rumor del oleaje, 1954), y cuando es necesario se inmiscuye en los más oscuros misterios de su propia psique para insinuar sus deseos en Kamen no kokuhaku (Confesiones de una máscara, 1949) o Kinjiki (El color prohibido, 1951-53).

Son muchas las obras maestras de Mishima, y muchos los placeres que atesoran para el que se libere de los prejuicios y se adentre en su mundo, con la precaución del que sabe que tal idealización de la realidad sólo puede llevar a posturas radicales, a utopías cuyo alcance puede motivar una lucha política sutil, aquella que se libera en el ámbito de las letras y de las representaciones ficcionales del mundo.

Acerca de Benito Elías García-Valero

Profesor Contratado Doctor en el Departamento de Filología Española, Lingüística General y Teoría de la Literatura de la Universidad de Alicante.

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Esta entrada fue publicada en septiembre 22, 2015 por en Autores y etiquetada con .

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