Kappa Bunko: Literatura japonesa

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El ganso salvaje

Mori Ōgai, El ganso salvaje, Acantilado, 2009.
(Gan, 1911-1913)
Traducción de Lourdes Porta.
160 páginas

Mori Ōgai, El ganso salvaje (Impedimenta, 2009)

Mori Ōgai, El ganso salvaje (Impedimenta, 2009)

Sin duda la obra maestra de Mori Ōgai, una historia de amor platónico entre dos jóvenes que viven realidades opuestas y que el destino impedirá que se encuentren. Se trata de una historia exquisita y refinada, en la que prácticamente no ocurre nada extraordinario, pero que mantiene al lector expectante y atento a la trama en todo momento.

La historia  transcurre en el Tokio de finales del siglo XIX, durante los primeros años de la restauración Meiji (1868-1912). Este período supuso para Japón abandonar radicalmente las costumbres feudales, para dejar paso a una modernidad procedente de occidente. Empezando con el derrocamiento del bakufu (gobierno militar), el nuevo gobierno instauró un sistema político más cercano a la democracia, acabando con los privilegios de algunas clases sociales. En este contexto, la novela de Ōgai nos presenta una sociedad en plena transición entre dos sistemas, en un momento en el que los cambios aparecían a un ritmo vertiginoso y las tradiciones seguían presentes en la mayoría de los ciudadanos de a pie.

La novela está relatada en tercera persona, a través de un narrador testigo, amigo del protagonista, que nos explica lo sucedido años después de los hechos. El escenario escogido para la acción es el barrio de Hongō, sede de la Universidad de Tokio y en el que conviven humildes comerciantes con universitarios de buena familia.

El argumento gira entorno a una joven llamada Otama, hija de un arruinado vendedor de dulces, que se ve obligada a ser la mantenida de un usurero para sustentar a su padre. Otama vive en una pequeña casa de la calle Muenzaka por la que cada día pasa un estudiante de medicina, Okada. Desde el momento en que sus miradas se cruzan, la vida de Otama adquiere un nuevo aliciente y comienza a ilusionarse con un posible encuentro entre ambos. A pesar de que la historia de amor no va mucho más allá, la introspección en la mente de la chica es de un lirismo extraordinario. Ōgai describe la ternura surgida en Otama de manera sutil y delicada, sin exageraciones sensibleras y con una elegancia propia de su obra.

La gracia con la que está descrita la situación de la joven contrasta con la superficialidad con la que Ōgai nos presenta al personaje de Okada. De él, únicamente sabemos que es un joven de buena familia, carismático y estudiante modelo de la facultad de medicina. En ningún momento sabemos lo que pasa por su mente, a pesar de quedar implícito su interés por la belleza de Otama. Solamente al final del relato podemos apreciar la ambición de este estudiante a nivel profesional, que queda claro que va más allá de un posible romance con Otama.

Por otro lado, el personaje de Suezō, el usurero que mantiene a Otama, es uno de los más elaborados del relato y se nos muestra como un hombre impopular debido a su profesión y condición de avaro. Además, Suezō tiene esposa e hijos, a los que mantiene al margen de su relación con Otama, que ejerce como su concubina.

La situación de Otama no era para nada extraordinaria en el Japón feudal. El concubinato era una práctica común en el Japón Tokugawa y era una de las salidas que tenían las chicas de clase humilde cuando su situación económica no dejaba alternativa. En muchas ocasiones, las geishas o prostitutas encontraban en esta costumbre la manera de escapar de la opresión de las casa de té y por lo tanto, la aceptaban de buen grato. No obstante, las mujeres mantenidas eran menospreciadas por la sociedad y vivían como ciudadanas de segunda. Este es el caso de Otama que, a medida que avanza el relato, va experimentando el tormento de su infeliz situación, agravada por las miradas de desprecio de algunas personas de su entorno.

Es precisamente la dura realidad de Otama la que denuncia Ōgai en su novela, como ejemplo de la tradición obsoleta del Japón feudal. Siendo él mismo precursor de los cambios del país, Ōgai nos enseña el caso de una pobre chica que debe vivir en una situación de precariedad debido a su clase social. A su vez, nos muestra la adoración de la chica por un joven intelectual como es Okada, que es la viva encarnación del progreso Meiji.

Como curiosidad, cabe destacar que en El ganso salvaje abundan las palabras procedentes del inglés, el francés y el alemán. No es de extrañar que un escritor cultivado en estos idiomas, como era Ōgai, hiciera uso de términos extranjeros para sus relatos, pero sí que llama la atención la fluidez con que los utiliza. Palabras como fête, palliatif, hallucination, tête à tête, mimicry, etc. conviven felizmente en un texto en el que abundan vocablos japoneses como geisha, tatami, futon o rakugo.

Ōgai completa con esta obra la temática romántica iniciada en «Maihime» (“La bailarina”), un relato más corto e inspirado en su estancia en Alemania, y en el que Ōgai también narra la relación entre dos personas de diferente procedencia.

Esta novela fue llevaba al cine por el director Shirō Toyoda en 1953 y protagonizada por Hideko Takamine, como Otama.

El ganso salvaje también está disponible en formato electrónico en Chidori Books (traducción de Sachiko Ishikawa).

 

河童文庫

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Esta entrada fue publicada en julio 2, 2015 por en Reseñas y etiquetada con , , .

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