Inoue Yasushi, Fūrinkazan. La epopeya del clan Takeda, Sexto Piso, 2014.
(Fūrinkazan, 1953)
Tradución de Gustavo Pita Céspedes. 288 páginas.
«Hayaki koto kaze no gotoku.
Shizuka naru koto hayashi no gotoku.
Shinryaku suru koto hi no gotoku.
Ugokazaru koto yama no gotoku.»
«Sé rápido como el viento.
Sé silencioso como el bosque.
Sé fiero como el fuego.
Sé sereno como la montaña»
Sun Zi, El arte de la guerra, VII
Fūrinkazan (literalmente «Viento-Bosque-Fuego-Montaña») era el nombre del estandarte de Takeda Shingen (1521-1573), general del periodo de guerra civil semi-permanente conocido como Era Sengoku (1467-1573). Shingen es famoso por sus continuas batallas contra Uesugi Kenshin (1530-1578), especialmente en Kawanakajima (actual prefectura de Nagano), donde sus ejércitos chocaron hasta cinco veces entre 1553 y 1564. La novela de Inoue opta por presentarnos su historia desde el punto de vista de uno de los estrategas de Shingen, Yamamoto Kansuke (1501-1561). Pese a ser tuerto y contrahecho, Kansuke fue una de las mentes militares más agudas de su generación.
Después de un primer capítulo sorprendente, directo a la yugular, la novela se despliega en un progresivo crescendo hasta la aparición de Uesugi Kenshin. Escaramuzas militares e intrigas políticas se suceden, mostrando como los personajes evolucionan psicológicamente y se relacionan unos con otros. Aunque contiene información muy detallada sobre las operaciones militares y las tácticas particulares de los samurai, Fūrinkazan no es una novela puramente bélica. Su foco de atención, como en las novelas históricas de Mori Ōgai, se centra en las personalidades que mueven la historia. Las damas Yubuhime y Otokohime tienen un protagonismo comparable al del propio Shingen, y Kansuke debe esforzarse casi más en gestionar las rivalidades políticas entre esposas y concubinas, que en diseñar planes de batalla para su señor. No por ser menos espectaculares son menos sangrientas las luchas políticas. En el mundo de Fūrinkazan, la enemistad de una dama influyente puede ser más letal que la más afilada de las espadas.
Y es que la novela presenta una imagen muy poco idealizada de los guerreros samurai y el Japón medieval. Lejos de fantasías sobre el honor del Bushido (inventadas mucho más tarde, en el Japón moderno), los samurai de Fūrinkazan tienen un solo objetivo: obtener y consolidar su poder político a toda costa. Intrigas, mentiras, traiciones y asesinatos por la espalda no son más que herramientas en la lucha por el poder. El aliado de hoy es el enemigo de mañana, en un mundo en el que ningún señor de un dominio era lo suficientemente fuerte para imponer su autoridad sobre los otros.
En medio de la vorágine política y militar, destaca el personaje de Kansuke. Complejo y contradictorio, el servicio de su señor le lleva a enemistarse con todos sus generales, y a tener varios encontronazos con el propio Takeda Shingen. Hay ecos de personajes de Kōda Rohan, clásico de la era Meiji, en su obsesión enfermiza con construir el castillo perfecto, como si fuera un artesano de la guerra que se entrega de lleno a su arte particular. Un protagonista memorable para uno de los clásicos de la novela histórica japonesa.
Fūrinkazan tuvo una versión cinematográfica (Inagaki Hiroshi, 1969) y tres adaptaciones televisivas: Nihon Terebi 1992, Terebi Asahi 2006 y NHK 2007. La versión del canal público NHK contó en su reparto con Uchino Masaaki como Yamamoto Kansuke, Ichikawa Kamejirō como Takeda Shingen y el cantante Gackt como Uesugi Kenshin.
«Y es que la novela presenta una imagen muy poco idealizada de los guerreros samurai y el Japón medieval. Lejos de fantasías sobre el honor del Bushido (inventadas mucho más tarde, en el Japón moderno), los samurai de Fūrinkazan tienen un solo objetivo: obtener y consolidar su poder político a toda costa.»
A ver si entre todos vamos consiguiendo poner en su lugar a esa visión idealizada y romántica que, por muy atractiva que sin duda pueda resultar, no deja de ser una creación artificial.
Efectivamente. Para entender los hechos históricos esas idealizaciones no sirven para nada.
¡Gracias por el trabajo que haces tú también en tu blog!