El poema número once de Hyakunin isshu es de Ono no Takamura (802-852).
¡Que a la inmensa mar,
hacia sus muchas islas,
a remo me he ido,
dile a esa persona,
oh barco de pescadores!
wata no hara
yaso shima kakete
kogi-idenu to
hito ni wa tsugeyo
ama no tsuri-bune
Takamura era Consejero Imperial y gozaba de altísimo rango en la corte, pero en el año 837, cuando el emperador envió una embajada al imperio Tang de China, él se negó a participar. Era diestro en los pasatiempos elegantes de la corte: arquería, montura, y por sobre todo poesía en chino (kanshi). Su castigo fue el exilio a la remota isla de Oki, lejos de las sofisticaciones de la corte.
Takamura compuso este poema al partir. En la colección Kokinwakashû (905), leemos que «Cuando estaba a punto de subir al barco para partir hacia la provincia de Oki, envió este poema como despedida a la casa de una persona de la capital». No sabemos si la persona (hito) que se menciona en el poema era un amante, un amigo, o un familiar. La partícula wa implica un contraste: Takamura se refiere a una persona en particular, dejando por fuera al resto de las personas de la capital.
Al partir hacia la distancia, el poeta erige como mensajero a un objeto inanimado, un barco de pescadores, que acentúa su soledad.
La distancia no es siempre producto del exilio, pero hay épocas en las que pega más. Esta semana ha comenzado el mundial de fútbol de Brasil, y voy a ver los partidos con amigos de tantos otros lados -de India, de España, de aquí de Nueva York, etc.- pero ningún argentino. Como ocurrió con el de Alemania y el de Sudáfrica, me encuentra lejos del pago, de mi Buenos Aires querida. El cuatro a cero tan feo me lo comí en un bar de Kyoto, rodeado de gente que hinchaba por Alemania. Ojalá que esta vez nos vaya mejor.