Kappa Bunko: Literatura japonesa

Noticias, reseñas, traducciones y artículos.

Del Lejano Oriente al cercano interior: terror japonés y universal

VV.AA., Kaiki: Cuentos de terror y locura, Quaterni, 2017.

El cine de terror es otra de las muchas señas culturales del Japón actual: todos tenemos en mente algún film japonés que nos ha hecho clavar los dedos en el reposabrazos de la butaca, o en el desdichado antebrazo del que fuera nuestro desafortunado compañero espectador. Quizá también hayamos visto películas que desdibujan el límite entre el terror y el gore, otro género frecuentemente cultivado en el mundo audiovisual japonés y del que poco, por cierto, se quiere hablar (yo lo comprendo). Sin embargo, no resulta tan conocida la variante literaria de este interesantísimo terror al que, gracias a la labor de Quaterni, podemos acceder desde una antología de relatos escritos en la primera mitad del siglo XX y que amalgama nombres ilustres (Akutagawa Ryūnosuke, Tanizaki Jun’ichirō, Mori Ōgai, Izumi Kyōka, Edogawa Ranpō) con otros menos conocidos en nuestras orillas, pero que en el ámbito del terror igualan su hombro a la altura de estas grandes plumas de las letras japonesas.

VV.AA., Kaiki: Cuentos de terror y locura (Quaterni, 2017)

VV.AA., Kaiki: Cuentos de terror y locura (Quaterni, 2017)

Me confieso aficionado a la literatura fantástica en sus variantes más cercanas a lo maravilloso, como el realismo mágico. He leído a los principales clásicos del terror occidental, y conozco además algunas de las técnicas que estos autores emplean para generar incertidumbre, ambigüedad, duda, extrañeza y, en ocasiones, el peor de los miedos. Leer la recopilación de relatos que aquí reseño ha sido, no obstante mi experiencia en lo fantástico, sobrecogedor. Este terror se hunde en las tinieblas más escondidas de la naturaleza humana para remover ahí angustias abisales y dolores inexpresables, y destilar de ellos unas historias que, partiendo en la mayoría de los casos de ambientaciones cotidianas, quiebran tabúes y exponen nuestras vísceras emocionales sin recato alguno. Hay historias dentro de este libro que pueden inquietar profundamente la tranquila psiquis de un lector sensible a sus numerosas sugerencias. No en vano se subtitula el libro Cuentos de terror y locura. La profundización en las miserias morales y existenciales del hombre traen como resultado la conversión de gente aparentemente sana en súbitos esquizofrénicos, en alucinadas personalidades, en locos incapaces de recibir curación: las fuerzas del inconsciente, que en estas historias se identifican bastantes veces con las fuerzas del mal, despertadas en realidad por la ruptura de tabúes y sellos morales, sorprenden a varios personajes de estas historias y solo queda como salida el sinsentido o la muerte.

Es por esto que la selección realizada por Quaterni no solo ofrece una excelente panorámica de narraciones que exploran la quebradiza frontera entre el terror y la locura, sino que además supone una llave a terrenos recónditos de nuestra mente que, quizá en algún caso, habríamos preferido no girar. Además del escalofrío, uno de los aspectos más interesantes de esta recopilación es el sesgo ideológico de algunas historias, pues el ser espeluznante es en ocasiones una persona cuya biografía o carácter incluye algún rasgo de alteridad que resultaba tabú en la época, como ser hijo de una geisha, u homosexual, o rasgos claramente opuestos a una sociedad que se pretende racionalista, como el canibalismo. Ser una mujer con estudios, por cierto, también puede desencadenar una desgracia escalofriante. El resto de personajes de terror se acercan al género clásico en tanto son presa de desmesurados celos, se tornan obsesivos, ambiciosos, o perdidamente temerosos. Como podemos ver, el lector puede sacar distintos jugos según sean sus focos de atención durante la lectura.

Para presentar una idea general del valor de estas historias, resumo ahora algunas aportaciones principales de los relatos recogidos en esta edición con la intención de guiar al posible lector hacia sus intereses.

El libro se abre con «La lengua del diablo», de Murayama Kaita, un relato de corte grotesco cuyo protagonista es hijo de una geisha. Es criado en un pueblo alejado de la ciudad en unas condiciones peculiares. Ya desde pequeño comienza a sentir un abrumador placer al comer cosas extrañas: la cal de las paredes, bichos y otras lindeces de esta clase. Con el tiempo, este apetito, un don del diablo en realidad, va a exigir manjares más atroces hasta que.. quizá ya puedan imaginar qué es lo único que podrá saciar un hambre de procedencia infernal. Murayama ha sabido relatar la lucha del protagonista con maestría, dibujando una suave transición entre la propia extrañeza ante su nuevo apetito y la asunción completa de su condición de diabólico comensal.

En «El demonio del cabello blanco», Okamoto Kidō desarrolla una historia de intriga tradicional pero con el aliciente de incluir un fantasma de corte japonés, país donde los espíritus son capaces de abandonar el cuerpo de una persona en vida para realizar acciones que los celos o los intensos deseos de su cuerpo poseedor mantiene reprimidos o irrealizables. La historia nos cuenta los sucesivos fracasos de un brillante estudiante de derecho en el examen de abogacía. El caso es extrañísimo porque el aventajado estudiante sufre en cada uno de los intentos la aparición del espíritu de una mujer de pelo blanco cuya historia está conectada con la de la familia que aloja al muchacho en su residencia, y especialmente con la hija de la propietaria, perdidamente enamorada de él.

La alucinada aportación de Izumi Kyōka a esta antología se titula «Kaiiki: un relato de espíritus marinos», y nos cuenta la historia de una mujer casada con un pescador y la hija de ambos, siempre a la espera del regreso del hombre de la casa. A partir de un chaval que frecuenta las inmediaciones de la casa por ser el pretendiente de la pequeña, nos enteramos de unas extrañas apariciones que tuvieron lugar por la noche ante el barco donde afaenaba el marido. El relato es plenamente fantástico en este punto para luego avanzar hacia las lindes del terror al final de la historia, cuando la esposa recibe la agorera visita de un monje oscuro y de inescrutables intenciones.

Tanaka Kōtarō continúa con «La cara dentro de la hornilla», otro relato que utiliza el motivo de un monje agorero y en las antípodas de una espiritualidad sincera. La historia cuenta las entretenidas partidas de go que un samurái mantiene con el monje y la visita que el samurái le realiza, por casualidad, a la humilde choza de este, a pesar de que el religioso le había advertido que nunca se acercara a su morada. La historia tiene el punto tragicómico que manifiestan algunos monstruos o fantasmas japoneses de aspecto peculiar. No quiero desvelar más detalles para no arruinar la sorpresa al espectador, pero el título del relato da buena cuenta de la curiosa anécdota que supone el eje del relato y que, por supuesto, contemplar proveerá de un aciago destino al samurái visitante.

La breve aportación de Akutagawa a estos relatos es «Una noche de primavera», que vuelve a jugar con la capacidad de los fantasmas japoneses de crear dobles, esta vez, al ser la expresión de un deseo muy íntimo. La historia nos cuenta la breve anécdota de una enfermera que cuidaba a una familia con diversos problemas de salud. La enfermera se enternece especialmente con Seitarō, el hijo no preferido por la señora de la casa, de carácter debilucho y de rostro transparente, blanco: “mientras le cambiaba las compresas a veces apercibía las sombras de la maleza circundante apropiándose de aquellas mejillas”. Este enternecimiento crónico de la enfermera dará lugar al acto fantástico que se nos narra en este relato, que en realidad sirve para vehicular la profunda afectación de la enfermera por el pequeño de la casa.

El conflicto suegra-nuera sirve a Mori Ōgai para crear «La serpiente», una narración en la que el motivo reptiliano servirá para que la suegra tome venganza de su nuera por no haber confiado en su bondad natural. La nuera, chica con estudios, había aprendido que en el fondo de todas las acciones de los seres humanos late un egoísmo indeleble. Ella pagará con su salud mental el trastorno que produjo en el sistema familiar al introducir un componente de desconfianza que enrareció para siempre el ambiente de la casa.

La historia rescatada de Tanizaki es toda una obra maestra de lo fantástico. «Jimensō: el bubón con rostro humano» emplea técnicas literarias de forma sobresaliente, pues el autor sabe encajar el argumento de una película con la continuidad natural que dicho argumento tiene en la vida de la actriz principal. El mundo del cine entra de lleno en la historia de Tanizaki para crear dos planos de realidad a la manera que permite el séptimo arte: utilizando imágenes filmadas para hablar de la realidad, y jugar así con la delgada línea existente entre la realidad y la ficción que el cine trasluce como ninguna otra arte. La película nos cuenta la historia de un mendigo que se enamora de una prostituta emparejada con un marine estadounidense. A la prostituta le consolaba escuchar en su cautiverio el sonido del shakuhachi del mendigo, que tiene su oportunidad de oro cuando le pide el soldado que le ayude a poner a su novia en fuga. A cambio de su ayuda, pide pasar una sola noche con la prostituta, y aunque su deseo es tomado en consideración, finalmente es engañado por la pareja y, al darse cuenta de ello, opta por arrojarse a un acantilado en presencia de la pareja en fuga. Como consecuencia, a la prostituta le saldrá un bubón horripilante en la rodilla con el rostro del mendigo. Estos y otros misterios acabarán afectando a la actriz que encarnó al personaje de la prostituta, dando lugar a una historia tan bien construida como la sensibilidad de Tanizaki es capaz de pergeñar.

En «La momia», Nakajima Atsushi se adentra en un relato de corte histórico, ambientado en la invasión persa de Egipto, en la Antigüedad. Un capitán adquiere de repente ciertas dotes sobrenaturales, como entender los jeroglíficos egipcios, y descubre una momia con la que mantenía una extraña conexión transpersonal. Una pieza realmente curiosa dentro de la colección.

El maestro de la novela negra Edogawa Ranpō ofrece en El demonio está en el espejo una muy bien narrada historia de locura y esquizofrenia: obsesionado por las posibilidades ópticas y físicas de los cristales, prismas y espejos, el amigo del protagonista de esta historia monta un laboratorio en el que juega con efectos visuales y fragmenta partes del cuerpo gracias a los juegos con espejos. Los espejos, que en esta historia podrían entenderse como hiperinflación de un ego tremendamente ambicioso, acaban por causarle una obsesión in crescendo que desemboca en locura, y la locura en escalofrío de terror y destrucción.

«La sombra de la muerte» ha sido para mí la sorpresa más grata que me ha ofrecido la recopilación de Quaterni. La firma Hisao Jūran, a quien no había leído hasta entonces, y me arrepiento de ello. En este relato teje con absoluto dominio una historia de perdición, la de un profesor de historia del arte que acude a enseñar a la joven de una familia rica en su mansión. El misterioso atractivo de la joven (“Era difícil creer que debajo de esa piel corriera la sangre. Sin embargo, la suya no era una belleza fría, sino inorgánica”) acaba haciendo caer en un fatal enamoramiento al profesor, pese a que es consciente de las extrañas manías de la joven: descuartiza conejos y los come casi como única alimentación, tortura insectos y animalitos para verlos agonizar y se sabe, además, que los dos profesores particulares anteriores han desaparecido misteriosamente. El joven profesor irá adquiriendo una relación de tintes masoquistas con la joven en tanto que disfruta con sus juegos y ambigüedades, hasta el punto de desear ser la próxima víctima de este fatal encanto de muchacha. El proceso de conversión del profesor de cauto a víctima es construido con soberbia, y realmente se vive con suma angustia la degradación del deseo del profesor hacia esta macabra jovencita.

La siguiente historia me parece, sin embargo, la más floja de las doce. «Una historia de apariciones» cuenta en realidad dos historias de sucesos extraños que, si bien poseen intriga y misterio, el autor, Kōda Rohan , sobrecarga tanto de datos sobre pesca, navegación y otros detalles técnicos para aportar verosimilitud al relato que su longitud puede experimentarse como excesiva. Las historias se ambientan en el mundo del montañismo de finales del siglo XIX y en el de la pesca para quedarse, sobre todo en este último caso, en el género de lo extraño, categoría donde encajan las historias de difícil explicación y que por ello generan cierta inquietud.

La edición se cierra con «El muchacho de los naufragios», de Yumeno Kyūsaku. La historia se ambienta en un barco con destino Vancouver en el que ha sido contratado un muchacho que se prostituye, especialmente con extranjeros (la historia fue publicada en 1934, en el clima del nacionalismo de comienzos de la era Shōwa, conducente a las guerras sino-japonesa y a la del Pacífico), y del que se dice que provoca el naufragio de toda embarcación en la que trabaje, aunque luego siempre sobreviva él. Hay algunas ambigüedades interesantes en la historia, como la imprecisión que tienen los tripulantes en saber si es hombre o mujer, o incluso la propia personalidad del muchacho. Esta historia, como la anterior, se acerca más bien al género de lo extraño para presentar, además, algunas sutilezas ideológicas que el lector que vaya buscando este tipo de perfiles disfrutará al encontrar.

Sobran los motivos para que cualquier aficionado al terror y a las historias extrañas no deje pasar de largo esta interesante recopilación de Quaterni. El prólogo incluye además algunas breves reseñas biográficas de los doce autores, donde no se han ahorrado detalles escabrosos sobre sus vidas personales, profesionales y sentimentales que en parte nos ayudan a entender lo retorcidas que resultan algunas historias. Esperamos que la literatura japonesa siga suministrándonos historias de un género tan interesante, ya que además de otorgar el macabro placer que resulta leer una buena historia de terror, el lector podrá encontrar curiosidades históricas, sociales e ideológicas que dan buena cuenta de la psique colectiva del país nipón, y que en muchas ocasiones empapa también a los miedos, temores y represiones que cualquier lector del globo ha tenido que atenazar fuertemente en su interior, a la espera de que historias así desaten de nuevo los prohibidos demonios que habitan nuestro interior.

Acerca de Benito Elías García-Valero

Profesor Contratado Doctor en el Departamento de Filología Española, Lingüística General y Teoría de la Literatura de la Universidad de Alicante.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Categorías

A %d blogueros les gusta esto: