Aunque ha amanecido
pronto anochecerá,
ya lo sé, y sin embargo
qué penosa
la llegada del alba.
akenureba
kururu mono to wa
shiri-nagara
nao urameshiki
asaborake kana
Fujiwara no Michinobu (972-994) envió este poema una mañana nevada a una dama con la que había pasado la noche anterior.
Entre los aristócratas de la corte japonesa era costumbre que el hombre visitara a la mujer, y no al revés. Y que el hombre enviara un poema poco tiempo luego de partir por la mañana. Esta composición de Michinobu es un ejemplo de este tipo de poemas, llamados ‘de la mañana después’ (kinu ginu 後朝).
Aunque sabe que con el caer de la noche podrán reencontrarse, aquí Michinobu expresa dolor por tener que despedirse por la mañana.
No se sabe quién era la dama ni si los amantes pudieron volver a verse.
El poema parece no contener ninguna referencia a la estación del año. Sin embargo, entre las muchas formas de referirse al alba, el poeta elige la expresión asaborake, que aparece con frecuencia en poemas asociados al invierno. Sabemos entonces que la noche que han compartido los amantes ha sido larga.