Un poema de Sakanoue no Korenori, poeta del siglo nueve:
En el frío amanecer
parece la luz
de la luna de la mañana:
en los pueblos de Yoshino
cae la blanca nieve.
asaborake
ariake no tsuki no
miru made ni
yoshino no sato ni
fureru shira-yuki
Este poema funciona como un truco de magia: el poeta menciona el tiempo (el frío amanecer de invierno), el objeto (la luz de la luna), y el lugar (Yoshino, en la Prefectura de Nara), en las tres primeras líneas, como si fuera un acertijo para el lector, y se reserva para la última palabra de la última línea la clave de que se trata en realidad de nieve (yuki).
El poema se revela como una doble visión, en la que la nieve acumulada en la mañana se confunde con la luz de la luna. Anticipa en realidad su secreto antes de mencionar la nieve, cuando dice fureru (furu, caer la nieve), en lugar de otsuru (otsu, caer las hojas). Es que Yoshino es famoso por sus cerezos (sakura) y hay cientos de poemas que establecen una doble visión con los cerezos en flor. Invocando primero y luego rechazando la imagen de las flores en favor de luna-nieve, Korenori logra hacer justicia a la fama poética de Yoshino sin tener que mencionar explícitamente las flores.
Es que los cerezos florecen en la primavera. Asaborake es el amanecer, al igual que akatsuki (en el poema de Tadamine, Hyakunin isshu, n. 30), pero connota el frío de fines de otoño o directamente de invierno. Si el poema de Tadamine era de amor, este de Korenori es estacional. Yoshino aparece con frecuencia en poemas de primavera, asociado a los cerezos, pero aquí Korenori canta la belleza de Yoshino en invierno.