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Almohada de hierba

Almohada de hierba (Chidori Books, 2014)

Almohada de hierba (Chidori Books, 2014)

Natsume Sōseki, Almohada de hierba, Chidori Books, 2014.
(Kusamakura, 1906)
Traducción de Judith Zamora Lablanca.

«No vale la pena traducir esta novela» dijo de Almohada de hierba su propio autor. Fue en una carta del 9 de agosto de 1916, respondiendo a Yamada Kōzaburō (1888-1972), profesor de alemán en el Instituto Superior de Nagoya. No parece que Yamada llegara a completar nunca la traducción que le había propuesto a Sōseki, pero es una suerte que Chidori Books no le haya hecho caso y podamos disfrutar de una traducción castellana de la novela.

En su respuesta a Yamada, el novelista estaría preocupado por presentarse ante el público germanófono con una obra tan experimental como ésta, única entre sus creaciones. En 1916, Sōseki ya estaba establecido como una voz central en la novela japonesa moderna, y probablemente hubiera preferido que se tradujera una de sus novelas más ortodoxas dentro del género, más fácilmente comprensibles para el gran público.

En 1906, sin embargo, Sōseki estaba en pleno proceso de experimentación. El propio autor declara en «Yo ga Kusamakura» («Mi Almohada de hierba», Bunshō sekai, 15 de noviembre de 1906) haber escrito esta obra buscando una novela completamente distinta de la convencional. Las novelas contemporáneas, explica Sōseki, parecen obsesionadas únicamente por representar la «verdad», pero en Almohada de hierba el autor ha querido crear una novela organizada en torno a imágenes de belleza, sin «argumento ni peripecia alguna». Es en este contexto que Sōseki llama a su obra «novela haiku» (haiku-teki shōsetsu), en contraposición al modelo establecido de «novela senryū«. (El senryū es un género poético de métrica idéntica al haiku, pero de corte satírico.) Este modelo de «novela haiku», dice Sōseki, no existe aún en Occidente ni tampoco en Japón. Se trata de un experimento que busca nuevos espacios para el género.

Por desgracia, la experimentación de Almohada de hierba no tuvo continuidad en la obra de Sōseki, al menos en formato largo. Para encontrar piezas de un estilo similar hay que buscar entre sus relatos más cortos, como los recogidos en Eijitsu shōhin (Misceláneas primaverales, 1910), que siguen buscando nuevas fronteras para el lenguaje narrativo, entre lo onírico y lo vanguardista.

Aunque Sōseki dijera que quiso crear en ella sólo imágenes de belleza, Almohada de hierba, como «anti-novela», es mucho más que eso. A través de la voz de un pintor de estilo occidental (seiyōga) que pasa unos días en el balneario de un pueblo de las montañas, presenta una riquísima mezcla de géneros y registros, desde la novela romántica hasta la teoría del arte. Siempre a punto de hacer el salto meta-literario, contiene abundantes guiños a modelos japoneses, chinos y europeos: de Bashō a Lessing, Wen Tong o William Turner.

El propio protagonista nos da la clave de cómo leerla en el capítulo IX: «Como soy pintor, no tengo la necesidad de leer una novela de principio a fin. Pero la lea desde donde la lea, siempre me resultará interesante».

El centro de ese interés en Almohada de hierba es sin duda la misteriosa Nami, que vive en el balneario donde el pintor se hospeda. Y no es que sea misteriosa porque no sabemos nada de ella, sino más bien porque sabemos demasiado. Todas las conversaciones con habitantes del pueblo están llenas de historias contradictorias sobre Nami, que alimentan nuestra fascinación por el personaje al tiempo que motivan al protagonista a seguir indagando. Cada encuentro nos muestra un ángulo distinto de su figura. Los diálogos a veces son directos, series de agudas réplicas llenas de ironía, o diferidos, a través del intercambio de haiku, pero siempre abren más preguntas de las que responden.

Almohada de hierba es también una novela que nunca se toma a sí misma demasiado en serio. Capaz de empezar con dos páginas enteras de reflexiones metafísicas sobre el arte y la existencia, y también capaz de cortarlas en seco haciendo que el narrador protagonista tropiece con una piedra y caiga de morros al suelo. Un aviso de que si nos tragamos sin pensar todo lo que dice el narrador, quizás también acabaremos tropezando en nuestra lectura.

Se mire desde donde se mire, Almohada de hierba es una obra tan sorprendente como deliciosa, imprescindible para cualquier persona interesada en el arte y la cultura del s. XX en Japón.

Acerca de Pau Pitarch

Associate Professor (准教授) of Modern Japanese Literature at Waseda University

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Esta entrada fue publicada en diciembre 4, 2014 por en Reseñas y etiquetada con , , .

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