A la maleza, profunda
que envuelve esta choza
de soledad, se suma
el que ya no viene nadie.
Pero el otoño sí ha venido.
yae mugura
shigereru yado no
sabishiki ni
hito koso miene
aki wa kinikeri
El monje budista Egyō (siglo diez tardío) compuso este poema durante una reunión en la mansión Kawara-in del poeta Minamoto no Tôru (822-895), que es el autor del poema 14 de esta colección.
Es posible que Egyō haya creado este poema como respuesta al tópico poético tradicional sobre «el otoño que llega a una casa abandonada.» Así lo sugiere una nota que precede al poema en otro colección, la tercera antología imperial, Shūishū (1006).
En efecto, Egyō compone una imagen profundamente triste: una casa (yado) tapada por ocho capas (yae) de maleza (mugura), en la que la sensación de soledad se ve acrecentada por la falta de visitantes. La inconstancia de las habitaciones humanas, de las relaciones entre las personas, y por extensión de la vida misma, contrasta con la constancia del otoño, y por extensión del mundo natural.
La clave del poema recae en una simple partícula, wa, que comúnmente indica el tópico de una oración, pero que con frecuencia, como en este caso, establece un contraste profundo: a diferencia de las personas, el otoño sí ha continuado viniendo de visita.