Hoy hace cincuenta años nos dejaba el novelista Yamamoto Shūgorō (1903-1967).
Nacido en 1903 con el nombre de Shimizu Satomu en el pueblo de Hatsukari (actualmente parte de la ciudad de Ōtsuki, Yamanashi), su familia se mudó a Tokyo cuando en 1907 después de que una gran inundació devastara su prefectura. Por falta de recursos económicos, tuvo que ponerse a trabajar después de completar la educación primaria. Su primer empleo fue a los trece años con un prestamista llamado Yamamoto Shūgorō, cuyo nombre tomaría luego Yamamoto como uno de los muchos pseudónimos literarios que usó a lo largo de su carrera.
Después de perder su trabajo por el Gran Terremoto de Kantō de 1923, Yamamoto decidió dedicarse profesionalmente a la escritura y se puso a trabajar como periodista. A partir de finales de los años veinte empezó a publicar ficción popular de todo género (aventuras, misterio, novela histórica) en revistas del grupo Kōdansha como King o Gendai. Pronto se especializó en historias sobre la clase samurai, y logró un gran éxito con la serie Nihon fudōki (Vidas de mujeres japonesas ilustres, Fujin kurabu, 1942-1945). En 1943 se le concedió el Premio Naoki (17a edición) por esta obra, pero Yamamoto lo rechazó por considerar que su obra no era merecedora de la calificación de “literatura”.
En la posguerra combinó la literatura histórica como Momi no ki ga nokotta (Quedan los abetos, Kōdansha, 1954-1958) o Sabu (Shūkan Asahi, enero a julio de 1963), con ficción de temas contemporáneos como Aobeka monogatari (Historia de un bote azul, Bungei shunjū, enero a diciembre de 1960). Muchas de sus obras más exitosas tuvieron adaptaciones al teatro, el cine y la televisión. Tanto Akahige (Barbarroja, 1965) como Dodeskaden (1970) del célebre director Kurosawa Akira (1910-1998) están basadas en novelas de Yamamoto.
En 1988 la editorial Shinchōsha lanzó una pareja de premios al estilo del Akutagawa y el Naoki, y llamó al premio de literatura popular Premio Yamamoto Shūgorō.